Por M. Martínez-Forega
En un texto fechado el 17 de marzo de 1949, escrito a máquina y depositado en la biblioteca de Jérica, Hilario Monleón (que en nota marginal escribe «copiado del manuscrito original de 1935»), relata sorprendentes detalles de una visita de Jean-Baptiste Poquelin (alter ego«Molière») a España, dato que ningún biógrafo recoge. Es cierto que, tras un breve paso por la cárcel, Molièredesaparece varias semanas —algunas notas citan meses— sin dejar rastro («En 1644, Molière, 22 ans, disparaîtplusieurs semaines après un passage en prison», escribe Paul Lacroix en La Jeunesse de Molière). Pero, según Monleón, la razón de su viaje a España es visitar la tumba de Tirso de Molina, enterrado en Almazán tras desempeñar la Comendaduría de la orden mercedaria. Tirso muere en 1648, así que mal pudo venir Molière a España con esa finalidad. El error es disculpable en alguien queevidencia no ser un exegeta profesional y en 1949 es probable que no hubiera muchos textos accesibles a ese tipo de información biográfica. Sea como fuere, el caso es que Monleón nos informa que Tirso anduvo por el monasterio de Estercuel, en la Celtiberia turolense (lo cual es verdad), tilda a Molière de admirador del autor de El burlador de Sevilla, y es bien cierto que el propio Molière, inspirado en esta obra, escribió un DomJuan que sólo conoció quince funciones y se retiró por la presión de los integristas Dévotes.

Monleón nos muestra el recorrido del francés por las tierras fronterizas de la Celtiberia castellano-aragonesa: Almazán (donde, por supuesto, visitó la tumba de Tirso en el convento de la Merced si Tirso no seguía vivo)-Medinaceli-Santa María de Huerta (donde fue alojado por los cenobitas cistercienses)-Molina de Aragón (donde entabló amistad con un erudito molinés —Pedro de Abánades— seguramente converso que le habló del Cid) y Daroca; en Daroca concluye el periplo toponímico para adentrarse en el relato de una historia más improbable, pero no inverosímil. Destaca que, a mediadosdel siglo XVI, un joven comerciante judío valenciano —Vicente Béjar como converso— se arruinó. Recordando su afición a la Commedia dell’Arte, se echó a los caminos para ganarse la vida como cómico de la legua junto a su familia, cuya hija mayor se llamaba Magdalena; erró por España y llegó a Flandes, donde obtuvo relativo éxito ya como «Vincent Béjart». Murió viudo en 1601, pero allí nació, en 1595, su hijo menor, a quién llamó Joseph. Siendo Joseph un adolescente, se trasladó a París con sus hermanas.
Ignoramos si Magdalena, hija mayor de Vicente Béjar tuvo hijas y escogió para alguna su homónimo —ahora Madeleine— a quien Molière, en este caso, conoció, claro. Pero sí sabemos que un tal Joseph Béjart tuvo una hija a quien llamó Armande y con quien Molière se casó en 1662.

Tirso de Molina, pseudónimo de Gabriel Téllez